miércoles, 25 de noviembre de 2009

Pajarito

Fresco diamante, que aún no aprendió a brillar,
fuerte piedra es la que te sostiene en el pedestal..

Pajarito cantor que nos alegra con su piar
yo sólo quiero enseñarte a saltar y volar..

Luciérnaga candorosa que me recibe con su tenue luz,
ser misterioso, no he encontrado a más como tú
Pero no importa, pues ya mi búsqueda acabó
porque ya estás aquí, y junto a ti, estoy yo.

Y quien aqui esta epistola escribe
sabe que por ella nada recibe,
mas le da igual lo que le repliquen
pues no tiene miedo a luchar.

Y es que quien bien quiere algo lograr,
por genial que se le de lo demás,
ha de por ello sangrar, sudar y llorar,
porque en esta vida nada.. nada te van a regalar.

Y así acaba esta epístola que te escribo
con una clara conclusión:
al final de este capítulo,
el diamante brilló, el pajarito voló, la luciérnaga iluminó...
y tú, contigo.. siempre estaré yo.



"Somos el resultado de la suma de todos los momentos de nuestra vida." (Antes del atardecer)

domingo, 8 de noviembre de 2009

Viento

Hola, hola, hola. Saludo tres veces, para que nadie se de por aludido.


Aquí me hallo de nuevo, en mi blog, mi rinconcito de expresiones a la intemperie, y no sé si mejor o peor, pero seguro que más viejo y más sabio.


Me gustan los anocheceres con viento. Sientes como un fuerte vendaval azota tu cara y se lleva todos los malos sentimientos.
Es un aire nuevo que te limpia, te purifica y hasta te hace ver
lo de siempre como nuevo.


Ese irrespetuoso aire es capaz también de elevarte si le dejas, elevarte y hacerte volar alto, muy alto, tanto que hasta los ángeles del cielo llegan a enfadarse, sienten envidia por llegar tan lejos, pero entonces, pícaros ellos,
sonríen.

Y solo ellos, y tal vez yo, y tal vez tú, sepamos el por qué.


Ese viento se atreve también a hablarte. Pero has de estar sumido en el silencio, tan sólo escuchando la nada, ese profundo vacío que todos sabemos que está, pero que no todos pueden oír. Y ese viento es capaz de susurrarte al oído cosas que otras personas no se atreven a decir.. ese viento es capaz de llegar a lo más profundo de tu ser y arrancarte una lágrima, una mueca, o trastocar tu cuerpo hasta dejarlo rígido, frío, como el más antiguo de los hielos y desde ahí, hacerte capaz de sonreír.


Estamos conectados. Pues el mismo viento que hoy vela por mis recuerdos, mañana velará por tus sonrisas. Y el mismo viento que hoy te hace llorar, mañana me hará reir. Y es que son impredecibles, tan impredecibles, las formas en las que ese encoraginado viento te ataca.. No hay manera de evitarlo, tan solo esperarlo,
y esperar, y esperar, y esperar..

hasta que ya no haya nada.


Ese aire que llega de casualidad, cuando menos te lo esperas. Y torrencialmente en un solo instante llama tu atención y es en lo único que puedes pensar
y te libera.

Casualidad... así es como lo llamamos los incautos.


Si tuvierais la opción de decidir entre tomar un camino u otro, acometieseis dicha elección, y al final del camino topaseis con lo que buscabais.. ¿sería cosa del destino? ¿del viento que te empuja? ¿o solo una pizca de libre albedrío? Dejo ahí la pregunta, y que los valientes que aún me lean, si los hay, contesten.



"Cómo te pareces al agua, alma del hombre. Cómo te pareces al viento, destino del hombre." (Johann Wolfgang von Goethe)